NOCHE DE MIEDO

Noche de miedo es una película que surgió allá por los 80, a mediados para ser exactos. La gracia del asunto, es que si preguntas a la gente, la mayoría te dirá que no la ha visto. Y es que la película no tiene nada destacable, a pesar de ser una película bastante conocida.

El argumento no tiene nada del otro mundo: un joven de un típico barrio americano descubre un día que su nuevo vecino es un vampiro. Tratando de convencer a un presentador de un programa de películas de terror (titulado Fright night, por cierto) al que cree un experto, tratará de acabar con la vida del vampiro antes de que él acabe con la suya. Y por cierto, el nombre del presentador, Peter Vincent, es un merecido homenaje a dos grandes del cine de terror, a saber: Peter Cushing y Vincent Price.

Tom Holland, responsable de otras cintas de más o menos éxito como Muñeco diabólico, Maleficio o Stephen King’s Langoliers debutó con esta cinta en la que ponía en la brecha de nuevo a los vampiros, algo de capa caída desde los tiempos de la Hammer.

EL film en sí no es exclusivamente de terror, sino que mezcla también algo de humor, tal vez para aliviar algo la tensión y, eso sí, en pequeñas dosis, no como ese bodrio de continuación que fue Noche de miedo 2.

Y a pesar de ser una película que no ha visto casi nadie, ¿qué es lo que la hace tan conocida entre la gente de mi generación? pues la respuesta estaba justo al principio del todo. Exacto, el poster. Seguro que la mayoría de nosotros recordamos haber acompañado a alguien al videoclub del barrio y habernos encontrado con ese cartel, con una especie de neblina sobre la casa formando la silueta de un vampiro de enorme boca y afilados dientes. Más de uno nos quisimos resguardar en las faldas de nuestra madre. Y es que es casi lo mejor del film, aunque si no lo has visto, no pierdas la oportunidad de echarle un vistazo.

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